viernes, 4 de febrero de 2011

Actitudes y aptitudes responsables en accidentes de transito


“Es necesario que todo estudiante de Ciencias de la Salud, desde el mismo inicio de su carrera, conozca e interprete las situaciones relacionadas al proceso salud/ enfermedad; en especial aquellas asociadas a la promoción de la salud, prevención de las enfermedades prevalentes e identificación de factores que conducen a eventos adversos que afectan la morbimortalidad de individuos y comunidades. El adecuado e intensivo entrenamiento en Educación para la Salud convertirá al estudiante universitario en un potencial y valioso promotor de la salud y difusor de medidas preventivas”.

Este párrafo que inicia la presente nota es la justificación y fundamento que da inclusión a la asignatura Prevención General y Educación para la Salud en la Carrera de Odontología

El Objetivo General de esta materia es:“Ofrecer los conocimientos y herramientas necesarias para adoptar como condición ineludible de futuros profesionales de la salud, actitudes y aptitudes anticipatorias para promover, fomentar, preservar y mantener el estado de salud individual y colectivo”.
Apreciemos la vigencia y utilidad de estos conceptos a la hora de referirnos particularmente a los accidentes de tránsitos y la influencia de los estilos de vida en su ocurrencia.

Si bien estos son eventos de origen multicausal, donde intervienen diferentes factores, atribuibles al rodado, al estado del camino y el clima, y al conductor; que distinta sería la situación si fuéramos capaces de asumir la responsabilidad individual de cada uno de nosotros. Si se identificaran los factores de riesgos imputables al conductor, se los corrigiera y se asumieran esas actitudes y aptitudes anticipatorias:¡Cuántas vidas jóvenes se ahorrarían!.

Según los resultados que arrojan las estadísticas oficiales, Argentina ostenta en el mundo uno de los índices más altos de mortalidad producida por accidentes de tránsito.

Unas 22 personas mueren por día en el país, con un promedio mensual de de 683 victimas y cerca de 8.205 muertos por año (2009), con más de 120.000 heridos anuales de distinto grado, además de cuantiosas pérdidas materiales, que se estiman en unos 10.000 millones de dólares anuales. En Mendoza se registraron 431 defunciones por accidentes de tránsito en el año 2009
Estos números son significativamente elevados si se los compara con los índices de otros países, en relación a su población y número de vehículos circulantes.
Las cifras utilizadas son las últimas disponibles en forma completa obtenidas de informes oficiales, de origen policial o municipal y como la gran mayoría sólo computan los muertos en el momento y hasta 48 horas después del accidente. Imaginemos hacia donde se dispararían estos números si incluyéramos a todos aquellos que fallecen en días, semanas o meses posteriores al accidente y como consecuencia directa de estos.
Pero no se trata de números, sino de vidas humanas. De hombres, mujeres, jóvenes y niños, que vieron truncadas sus vidas a causa de un accidente de tránsito.
Estos se convierten en la Argentina, en la primera causa de muerte en menores de 35 años, y la tercera sobre el total general de muertes de los argentinos.
Aún así, no tomamos todavía conciencia de la magnitud de esta “tragedia”, sin embargo los muertos que se producen en el país son comparables a la caída de un avión de 140 pasajeros todas las semanas, o como si desaparecieran por mes todos juntos los alumnos de primer a quinto año de la carrera de Ingeniería de nuestra Universidad. Si esto último sucediera, indudablemente todas las esferas (oficiales y privadas) ya hubiésemos intervenido. Quedan en el “camino” esperanzas, sueños, ideales, seres irremplazables.
El tránsito es un sistema que hacemos entre todos, en el que interdependemos unos de otros.
Si ubicamos al rodado que conducimos en el centro de la acción, quiere decir entonces que por delante y por detrás también se ubican vehículos, y si circulamos por vías rápidas o autopistas encontramos también a una unidad a nuestra izquierda y otra a nuestra derecha. Ahora bien cuantifiquemos esta situación y se observará que intervienen en la misma cinco vehículos y sus respectivos conductores (100%), por lo cual le corresponden a cada rodado el gobierno de solo el 20% de la escena.
No vasta entonces con ser nosotros excelentes volantes, se debe comprender que solo podemos dominar una quinta parte de la circunstancia.
Muchas son las explicaciones que se dan luego del siniestro, pero generalmente suelen poner siempre el acento, la culpa en "los otros". Rara vez se analiza la conducta en el tránsito en primera persona.
Las normas están estatuidas, poseemos una ley de tránsito y seguridad vial (Ley 24.449), tenemos mecanismos de control pero fallamos a la hora de reconocer que el cambio solo se puede lograr si cada uno de nosotros asumimos la responsabilidad que nos compete y si no respetamos que el prójimo existe y que tiene derecho a existir.
El estudiante universitario es el potencial y valioso componente de la sociedad capaz de asumir para sí la adopción de nuevos estilos de vida y de adquirir hábitos preventivos; y lo mas trascendente aun en poder difundir información y ejercitar entre sus pares, su entorno cercano y su comunidad, su insustituible rol de promotor de la salud.

JUAN JOSE CRAIA

Prof. Adj. Cat.. Prevención General y Educación para la Salud – Carrera Odontología - UM
Prof. Adj. Cat. Epidemiología y Demografía – Carrera de Medicina- UM